Son muchas las razones que pueden llevar a un gato a padecer estrés: inquietud ante los cambios, miedo a sonidos fuertes o simplemente por la presencia de otro felino ya sea en casa o en el barrio.

Es importante que estemos atentos a las señales que nos da nuestro felino cuando se siente estresado o muestra signos de ansiedad para que podamos calmarle y ayudarle a volver a tener una correcta estabilidad emocional.

Por otro lado, a veces es complicado darse cuenta de esos signos de estrés o ansiedad, es posible que su comportamiento varíe muy poco. Incluso podríamos llegar a no darle cierta importancia, pero el más mínimo cambio de comportamiento puede ser un indicio de que hay algo que inquieta a nuestro felino. 

Por muy complicado que parezca, detectar signos de estrés o ansiedad es relativamente sencillo.

Los principales signos de estrés agudo son:

• Ojos muy abiertos, pupilas dilatadas

• Orejas muy echadas hacia atrás

• Bigotes en posición caída y contra sus mejillas

• Cuerpo tenso

• Babea, aúlla o gruñe

• Come mucho y/o muy rápido

• Se lame mucho la trufa (su nariz)

• Accidentes involuntarios al ir al baño

• Comportamiento agresivo: bufidos o soplidos

• Se agacha al suelo y no se mueve

• Tiene la cola pegada al cuerpo

Sin embargo, el estrés crónico se desarrolla con el tiempo y podemos llegar a acostumbrarnos a ciertos comportamientos y pasarlos por alto. ¿Qué preguntas debemos hacernos para detectar un estrés crónico?

• ¿Lo has notado más retraído de lo normal?

• ¿Le cuesta salir al exterior (en el caso de que lo haga normalmente)? 

• ¿Se asusta más de lo habitual si hay un ruido repentino?

• ¿Ha cambiado sus hábitos alimenticios (come y bebe menos o más de lo normal)?

• ¿Se esconde más a menudo?

• ¿Duerme más de lo habitual?

• ¿Cómo está su pelaje? ¿Se ve pulcro y brillante, o desaliñado y con nudos?

• ¿Se rasca mucho y en partes donde normalmente no se rascaba?

• ¿Aún quiere jugar o rechaza las sesiones de juego?

• ¿Está yendo al baño fuera de su arenero y orina por casa con frecuencia?

• ¿Has notado que se acicala o se lame en exceso?

• ¿Está más agresivo con otros animales de casa, aunque antes se llevaran bien?

• ¿Vocaliza y maúlla con más frecuencia?

¿Cómo podemos ayudarles?

Aunque no lo creamos, muchas de nuestras acciones pueden provocar en nuestro felino ciertos niveles de estrés, por lo que nosotros mismos podemos ser la causa. Cada gato tiene su propia personalidad, algunos pueden ser sociables y otros no. Si tratamos de obligarles a cambiar podríamos provocarles ansiedad.

Debemos de comprender el lenguaje corporal de nuestro felino y proporcionarle los recursos suficientes para que conviva en un ambiente relajado y cómodo. Debemos mantener su alimento y su bebida alejados del arenero y que para ellos siempre sea un espacio aseado. También debemos  mantener estos objetos (comedero, bebedero y arenero) alejados de ruidos molestos (lavadora, lavavajillas etc.). Todo esto ayudará a reducir el estrés y a crearle un espacio seguro y relajado.

Si nuestro felino a pesar de no sufrir cambios en sus hábitos, convivir con otros animales, tener un espacio limpio y relajado sigue padeciendo estrés puede ser signo de que está sufriendo algún tipo de dolencia. Es por eso por lo que recomendamos acudir a un veterinario para que le examine y determine si la causa del estrés puede estar siendo provocada por algún problema de salud.

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